jueves, 1 de julio de 2010

Atraso de un día.

El día 23/06/2010 envié a mi hija un e-mail a propósito del tema “Atraso de un día”. Esto viene al caso por haberme copiado ella – a fin de preguntar mi opinión al respecto - un e-mail que recibió; en el cual había una presentación en PowerPoint acerca de la prueba irrefutable del “supuesto” atraso de un día que descubrió un contratista de la NASA y que asoció a lo relatado en Josué 10:12-13. Es el e-mail que recibió una demostración palpable de la cantidad de “basura” que corre por la Red. Reproduzco parte del e-mail de respuesta a continuación:

Leí con mucho interés la presentación en PowerPoint acerca del “supuesto” atraso de un día que descubrió un contratista de la NASA y que asoció a lo relatado en Josué 10:12-13: “Y el sol se detuvo y la luna se paró... El sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero.” Según la presentación: << La NASA desarrolló un programa computarizado para saber la posición del sol, la luna y los planetas en el espacio en cualquier momento del futuro, para evitar que estos cuerpos espaciales estén en la trayectoria de nuestras naves espaciales y satélites artificiales, y colisionen contra ellos. Programaron la computadora para hacer el cálculo hacia delante y hacia atrás en el tiempo, pero en un momento dado el programa se detuvo, dando un alerta de un grave error en el cómputo del tiempo. Al revisar el programa, encontraron que la alarma se refería a la falta de un día en el espacio del tiempo que ya ha transcurrido en la tierra. Estaban perplejos, pues no tenían ninguna respuesta a ese problema. Un miembro del equipo mencionó que cuando era niño, en la escuela Bíblica le enseñaron que una vez el sol se detuvo, porque Josué le pidió a DIOS poder continuar una difícil batalla y así pudo ganarla. Le dijeron: “Muéstranos”. Buscaron y hallaron Josué 10:12-13: “Y el sol se detuvo y la luna se paró... El sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero.” ¡Allí estaba el día que faltaba! Verificaron el dato en la computadora, introduciendo los sucesos del libro bíblico de Josué. Coincidiendo con la afirmación de la Biblia de que no fue un día entero, el sistema calculó que la pausa del tiempo era de 23 horas con 20 minutos. ¿Y los otros 40 minutos? El mismo miembro del equipo recordó que en alguna parte de la Biblia decía que el sol había hecho su recorrido al revés... Los científicos pensaron que eso ya era una locura, pero fueron al Segundo Libro de Reyes, Capítulo 20, donde se relata lo siguiente: que el Rey Ezequías, fue visitado en su lecho de muerte por el profeta Isaías, quien le dijo que no se angustiara, porque aún no iba a morir. Ezequías le pidió una señal de prueba. Isaías le dijo: “¿Quieres que la sombra del reloj de Acaz avance diez grados o que retroceda diez grados?” Ezequías contestó “”Fácil es que la sombra decline diez grados, pero no que la sombra retroceda diez grados”. Entonces el profeta Isaías clamó al SEÑOR y DIOS hizo retroceder la sombra los diez grados que había recorrido en el reloj de Acaz... ¡Diez grados en el reloj de Acaz son exactamente los 40 minutos que faltaban en el cálculo de la computadora, y completan el día perdido del Universo! >> Cito textualmente la presentación porque es una gran patraña dicha en nombre de Dios. ¡Válgame Él! Primero citaré una frase muy conocida de Alfred Korzybski: “El mapa no es el territorio.” ¿Qué pretendo al citar esta frase? Que un Programa de Computación como al que nebulosamente se hace referencia en el texto de marras es un modelo del comportamiento sólo de nuestro Sistema Solar. Dificulto que sea de todo el Universo porque todavía no hemos logrado salir de aquél. El Universo no tiene por que funcionar como nosotros lo queremos y, además, nuestro Sistema Solar en un “pequeño rincón” de éste. Segundo, la geometría que habitualmente se usa para estos cálculos es Euclidiana; esto es, sólo se cumple en nuestro “pequeño rincón”, que es un “caso especial” dentro de las distancias inconmensurables del Cosmos. ¿Acaso no han escuchado hablar de la “Curvatura del Espacio”? Tercero, un modelo tal no tiene por que estar sincronizado de ninguna manera con el hecho modelado. Para saber si realmente se “perdió un día”, hay que hacer el cálculo y luego viajar en el tiempo (¡Oh, Doctor Who!) y constatarlo in situ. ¡Tremeda caña! Cuarto, la Biblia es un Libro Inspirado por una Tradición verdadera. No es un libro científico ni una novela de aventuras. Se escribió para ser trabajado en otros niveles de consciencia, en los cuales el pensamiento racional “se tira tres” y debe dar lugar al pensamiento analógico (de corte simbólico), con el cual se evocan esas verdades trascendentes e invariantes que se dejaron en el texto a fin de que puedan ser captadas sólo por las mentes con la debida cualificación. Harto se ha demostrado que interpretarlo de una manera literal y, además, pedestre no lleva a ninguna parte. Otra “fallita” que tiene esta descabellada “teoría” es considerar el tiempo como un “continente homogéneo”, esto es, una entidad únicamente cuantitativa. No lo es. Einstein “mesmo” lo expresó en el contexto de la Relatividad: “no es igual un minuto al lado de tu novia que un minuto sentado en una hornilla encendida.” El tiempo tiene una cualidad que impide reducirlo al mero hecho cuantitativo. El ejemplo clásico se halla al comparar como transcurre el tiempo en una ciudad con como transcurre el tiempo en un pequeño pueblo. El espacio también tiene una cualidad que impide reducirlo al mero hecho cuantitativo. El ejemplo clásico al que me gusta echar mano es el siguiente: imagina a todos los apartamentos que están abajo y arriba del tuyo en el edificio. Todos deben tener la misma área (o muy parecida). Pero, a despecho de la igualdad de ésta, todos serían muy diferentes cuando los visitamos... Esto se llama “espacio cualificado”. En virtud de estas precisiones acerca del tiempo y del espacio, es prácticamente imposible hacer un modelo “exacto” como para calcular la pérdida de un día... pues ni el tiempo ni el espacio son “medidas constantes”... Claro, en “nuestro rinconcito” estos detalles son prácticamente irrelevantes porque las distancias y los tiempos son pequeños... pero cuando comienzan a aumentar la cosa no es tan fácil... Bueno, espero que esto te haya ayudado a disipar la inquietud que me expresaste en tu e-mail. Te quiere. Tu padre.

El día 25/06/2010 le envié un e-mail complementando al anterior:

Sabes que comenté el asunto del último e-mail con el compañero del grupo de estudios en el que participo. Me envió lo siguiente, que quiero compartir contigo (antes me tomé la libertad de corregir la redacción, que era un tanto confusa):
<< Me apresuro a responderle, pues el tema llamó mi atención. Me parece un burdo intento de... bueno, realmente no sabría como calificarlo. Realmente, aparte de todas las consideraciones que usted ya expuso; pero que realmente la mayoría de las personas no sabrían comprender, el asunto del susodicho programa en sí ya se perfila como una farsa, desde mi modesto punto de vista, que pienso explicar un poco para que se lo haga llegar a su hija como ejemplo de que la mala intención del mail se puede apreciar con un simple razonamiento sin llegar a consideraciones de orden más profundo.
En primer lugar, el texto dice que dicho programa fue creado para calcular la posición de los planetas del sistema solar, pues cuando se quieran enviar naves espaciales, satélites, etc puedan calcularse sus trayectorias. Aquí el primer punto de discusión o de sospecha: ¿para que ver las posiciones de los planetas en el pasado? ¿Para que gastar horas de cálculos y recursos para calcular la posición de los planetas miles de años en el pasado? Claramente para mí no tiene ninguna aplicación práctica, a menos que tengan misiones espaciales hacia el pasado.
En segundo lugar, lo que dicho programa puede hacer y hace es calcular la posición de los planetas en base a la posición actual de éstos, y a partir de ese punto calcular hacia donde va o de donde vino, o mejor dicho, donde va a estar y en donde estuvo. Para saber si los cálculos están bien solo hace falta probarlos y ver como se comporta en el tiempo, es decir, anotar la posición de los planetas hoy, esperar un lapso prudencial y volver anotar las posiciones de los planetas. Luego se han de comparar las observaciones con las que predice el modelo o programa. Hasta aquí todo bien porque vamos hacia adelante en el tiempo, pero ¿cómo hacemos con el pasado? Podemos calcularlo, pero no podemos verificarlo; salvo que tengamos una fuente suficientemente confiarle y documentada que provenga del pasado. Pero, para este caso en particular, el punto es que lo ocurrido con Josué sucedió hace ya bastante tiempo, alrededor de 5500 años. Por simple lógica necesitaríamos conocer al menos la posición del sol el día antes del evento para comparar con los cálculos y determinar que no hay una concordancia, es decir, que el sol no está donde debería estar.
Por último, en un modelo de esa magnitud, un error de un día, es decir, de los más de dos millones de días transcurridos entre el evento de Josué y el presente, se va solo en el redondeo; y eso es tomando los días como unidad mínima, ya que si lo llevamos a horas o a minutos, sería más que despreciable, y claro está, las misiones espaciales se miden en horas y minutos.
Bueno, no me pienso extender más sobre el tema, aunque tocaría hablar todavía del reloj de Acaz, reloj que nadie sabe como era ni como se dividía el tiempo en él. En el texto original hebreo se utiliza la palabra מעלות MA’alot (pasos), lo cual no da ninguna idea precisa sobre el tema. Concluir que diez "pasos" son 40 minutos realmente no tiene ningún fundamento. >>
Creo que este texto sirve de complemento al que te envié. Además, hace unas salvedades interesantes que conviene tener en cuenta (“...como ejemplo de que la mala intención del mail se puede apreciar con un simple razonamiento sin llegar a consideraciones de orden más profundo”). Por eso me encanta compartir con gente “cualificada”, pues sus ideas sirven para complementar las nuestras. En otras palabras, se aprende... A veces la inquietud expuesta no es tan importante como las respuestas a que da lugar a posteriori... Te quiere. Tu padre.

El día 26/06/2010 le envié un e-mail complementando a los dos anteriores:

Sabes que han continuado los comentarios sobre este tema con el compañero del grupo de estudios en el que participo, comentarios que reproduzco a continuación:
El objeto del presente e-mail es continuar “sacándole punta” a este tema tan interesante que me hizo recordar unas investigaciones que emprendí hace muchos años, las cuales dejé a un lado acicateado por cosas más “trascendentes”. Déjame citarte (hice algunas correcciones, más que nada añadiendo acentos y mejorando el estilo): << La verdad [es] que este mail dio bastante tela que cortar y de una manera [u] otra fue una especie de ejercicio mental. Con todo y eso, al rato me fui a dormir sin siquiera pensar más en el tema. De repente, al despertar, lo primero que me vino a la mente fue que se me pasó lo más obvio: el movimiento del Sol durante el día, en la tierra, no depende del movimiento del Sol en el espacio, sino del movimiento de rotación de la tierra sobre su propio eje, y esto, claro está, no tiene nada que ver con el cacareado programa de la NASA. >> Mi respuesta a tus afirmaciones es una simple interjección francesa: Touchè! Diste en el clavo, pues ése era el detalle que faltaba... Algunos autores, Immanuel Velikovsky entre ellos, han afirmado que el “atraso” del sol referido en la Biblia se debió a un cataclismo que cambió el eje de la Tierra. Claro, el citado señor no tiene muchos seguidores en la comunidad científica porque “sus tesis son irreconciliables con la Mecánica Celeste de Newton” (ver artículo “Worlds in Collision” en WIKIPEDIA). “Worlds in Collision” es el nombre del libro publicado por el citado autor en 1950, el cual ha causado tanta polémica que hasta el mismísimo Carl Sagan tomó posición en contra en su libro “Broca’s brain. Reflections on the Romance of Science”. Por cierto, leí hace muchos años las dos obras citadas. Me está dando ganas de hacerlo de nuevo...
Bueno, te dejo esa inquietud en el aire. Te quiere. Tu padre.

Rubén E. Rodríguez M.